Boy Erased (2018).

Boy Erased

o "Corazón Borrado", como fue traducida para Latinoamérica, es la última película del director Joel Edgerton, basada en las memorias del escritor Garrard Conley, que más que contar la historia de un personaje de carne u hueso, lo que hace es describir muy honestamente la crueldad que habita en estas terapias de conversión que aún hoy día son practicadas en muchas partes del mundo, con consecuencias nunca favorables, no solo para los pacientes, sino para la familia del mismo por igual.

Como siempre, mezclar religión y sexualidad en una historia resulta en una propuesta poderosa, y aunque esta película carece del nivel de drama esperado en este tipo de largometraje, el director le ofrece a los personajes (y al espectador) el tiempo suficiente para digerir la situación, y sentir el drama desde su propias emociones.


La película nos muestra el momento en que Jared (Lucas Hedges), hijo de un pastor de iglesia, decide confesar su posible y temida homosexualidad a sus padres.

A partir de allí, la historia nos muestra la manera como cada uno de los miembros de la familia lidia con la idea del "pecado de la homosexualidad", por lo que el padre invita, casi a la fuerza, a su hijo a asistir a un centro de terapia donde lo ayudarán a deshacerse de su pecado.

Una vez en este centro (una especie de secta con cámara de torturas), Jared se da cuenta que en este purgatorio lleno de almas atormentadas será poca o nula la ayuda que podrá recibir de parte de los sádicos fanáticos religiosos que lo conforman.

Hay que resaltar las actuaciones de Nicole Kidman, cuya representación de una madre paralizada por la confesión de su hijo, es totalmente creible. Mientras que Russell Crowe, da vida a un padre que no sabe como conciliar el amor por su hijo, la información sobre la sexualidad de su hijo, y sus valores fundamentados en una estricta interpretación del dogma cristiano.

¿Ya has visto está película? ¿Qué piensas de las terapias de reconversión sexual?